Alexandra David-Neel (1868–1969) fue mucho más que una exploradora: fue escritora, filósofa y una incansable buscadora de sabiduría. Su legado ha inspirado a generaciones por su valentía, su amor por el conocimiento y su profunda conexión con el misticismo oriental.
Una vida de viajes y aprendizajes en Asia
Durante décadas, Alexandra viajó por China, Japón, India, Tíbet, Vietnam y otros países asiáticos. Fascinada por las culturas y filosofías orientales, pasó largos periodos en la India, donde estudió profundamente la filosofía Veda y compartió experiencias con monjes, sabios y yoguis.
Uno de sus puntos clave fue su residencia en Sikkim, un pequeño reino ubicado entre India y Tíbet, entonces bajo dominio británico. Allí se adentró aún más en las enseñanzas del budismo tibetano, convirtiéndose en una practicante iniciada y conociendo al XIII Dalai Lama.
El desafío de llegar a Lhasa
Su fascinación por el Tíbet y su cultura la llevaron a intentar una hazaña prohibida para los extranjeros de su época: ingresar a Lhasa, la capital sagrada del país. A pesar de haber sido rechazada varias veces por las autoridades, su determinación no decayó.
En un acto de increíble valentía, se disfrazó de mendiga tibetana y emprendió la travesía junto a su hijo adoptivo, recorriendo durante más de tres meses las montañas y aldeas, sobreviviendo solo con lo que podía cargar y con la ayuda de los locales. Finalmente, se convirtió en la primera mujer occidental en llegar a Lhasa, documentando la experiencia con detalles únicos sobre la espiritualidad y belleza de esta ciudad ancestral.
Su legado como escritora y pionera
La historia de su increíble viaje está recopilada en su obra más famosa: “Mi viaje a Lhasa”, una lectura esencial para quienes buscan comprender la cultura tibetana desde una mirada íntima y respetuosa. Alexandra David-Neel fue una de las escritoras y pensadoras más influyentes del siglo XX en temas de espiritualidad oriental y filosofía.
Un último adiós al Tíbet
Falleció en Francia, su país natal, a la edad de 101 años. Poco antes de morir, regresó al Tíbet a los 99 años, como un acto final de amor hacia el "país de las nieves" que tanto marcó su vida.
Recordamos y celebramos a Alexandra David-Neel como una mujer adelantada a su tiempo, cuyo legado sigue vivo en cada persona que se atreve a explorar lo desconocido en busca de sabiduría.
